domingo, 27 de febrero de 2011

Evangelio de este día (San Mateo 6, 24-34)



Abandono en manos de la Providencia
Mat 6:24 Dijo Jesús a sus discípulo: "Nadie puede servir a dos señores, porque o tendrá aversión a uno y amor al otro, o prestará su adhesión al primero y menospreciará al segundo: no podéis servir a Dios y a las riquezas.Mat 6:25 "Por eso os digo: no estéis preocupados por vuestra vida: qué vais a comer; o por vuestro cuerpo: con qué os vais a vestir. ¿Es que no vale más la vida que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?Mat 6:26 Mirad las aves del cielo: no siembran, ni siegan, ni almacenan en graneros, y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿Es que no valéis vosotros mucho más que ellas?Mat 6:27 ¿Quién de vosotros, por mucho que cavile, puede añadir un solo codo a su estatura?Mat 6:28 Y sobre el vestir, ¿por qué os preocupáis? Fijaos en los lirios del campo, cómo crecen; no se fatigan ni hilan,Mat 6:29 y yo os digo que ni Salomón en toda su gloria pudo vestirse como uno de ellos.Mat 6:30 Y si a la hierba del campo, que hoy es y mañana se echa al horno, Dios la viste así, ¿cuánto más a vosotros, hombres de poca fe?Mat 6:31 Así pues, no andéis preocupados diciendo: ¿qué vamos a comer, qué vamos a beber, con qué nos vamos a vestir?Mat 6:32 Por todas esas cosas se afanan los paganos. Bien sabe vuestro Padre celestial que de todo eso estáis necesitados.Mat 6:33 "Buscad primero el Reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas se os añadirán.Mat 6:34 Por tanto, no os preocupéis por el mañana, porque el mañana traerá su propia preocupación. A cada día le basta su contrariedad.

miércoles, 23 de febrero de 2011

Popular Tv Diálogos en la Fe 23/02/2011

Jesús sigue llamando a los jóvenes


PASASTE A MI LADO

Contigo se ha cruzado mi mirada,
Allá cuando pasaste en mi sendero
Dejé barca y redes, fui ligera
Fascinada en la voz de tu llamada.

Segura ya en tu amor, te sigo sin nada
Poniendo en tu presencia
El amor servicio y plegaria
Por la ancianidad desamparada.

Bendecir, acompañar y dar vida
Con María cantar tus maravillas
Ser ofrenda de amor,
Siempre ser Hermanita.

Hazme ser corazón, llama encendida,
Manos abiertas, que dan sin medida
Servicio, amor, y alegría.

lunes, 21 de febrero de 2011

viernes, 18 de febrero de 2011

Jóvenes, ancianos y hermanitas de Requena acogen con “gran alegría y emoción” la Cruz de la JMJ



VALENCIA, 15 FEB. (AVAN) .- La Cruz de las Jornadas Mundiales de la Juventud ha sido recibida en la localidad valenciana de Requena con “profunda alegría y emoción” por parte de los “juniors”, entre otros jóvenes, familias, personas mayores y hermanitas.

Más de 500 personas la acompañaron durante su llegada y peregrinación en la tarde de ayer, lunes, y en las primeras horas de hoy, martes, venidos, desde todos los puntos geográficos de la vicaría.

“Ha sido una experiencia intensa, muy emotiva y sincera, en la que he visto mucha gente llorar ante su presencia y en su marcha”, según ha señalado a AVAN el sacerdote Francisco Manuel Murillo.

“Sin duda, ha sido una gran ocasión para que todos, mayores y jóvenes, se encuentren con Jesús”, según Murillo que ha añadido que “es una Cruz que tiene algo especial porque su presencia ha creado un ambiente y unos instantes, que nos han invitado -a todos los participantes- a ser más cristianos, más Iglesia, a moldear nuestra identidad como personas”.

La visita de la Cruz en Requena comenzó la tarde del lunes, a las siete, donde fue recibida por las autoridades y el pueblo, en la plaza del Ayuntamiento, para ser trasladada a la parroquia de San Nicolás donde tuvo lugar una eucaristía presidida por monseñor Carlos Osoro y concelebrada por veintiséis sacerdotes, todos ellos jóvenes.

Al finalizar la eucaristía, la Cruz siguió su recorrido hasta la residencia de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados que acogió una vigilia de oración y de adoración de la Cruz, en la que participaron los juniors, entre otros jóvenes, además de las hermanitas.

Esta mañana se ha celebrado una eucaristía en la que han participado todos los ancianos y tras la misma, la Cruz ha seguido su camino hacia Utiel.

El sacerdote requenense, Francisco Manuel Murillo, ha calificado la llegada de la Cruz como un acontecimiento en el que “la gente se ha sentido identificada con ella, presentando a esta Cruz sus propias cruces diarias”. Según Murillo, “ha sido una experiencia intensa pero vivida con mucha sencillez, gracias también a la organización que han desarrollado los juniors y la comisión de Infancia y Juventud”.

domingo, 13 de febrero de 2011

Las hermanitas de Liria con Radio María




















Hoy ha sido un día especialmente feliz para el grupo de voluntarios que nos hemos desplazado a Liria para transmitir la Eucaristía.

Ya desde la primera visita que les hicimos, las Hermanitas de los Ancianos Desamparados nos acogieron de maravilla, muy alegres por poder colaborar con Radio María y hoy, a esa acogida cariñosa de las Hermanitas, se ha unido la luminosa sonrisa que se veía en las caras de los ancianos acogidos en la Residencia del Remei.¡Cómo han disfrutado! unos besaban la estampa de “Radio María” diciendo: ¡ es la Virgen ! otros nos decían que oían la emisora y les gustaba tal o cual programa y otros con mucho candor nos preguntaban si iban a salir guapos.

Durante la celebración Eucarística, que ha sido presidida por el Párroco D. Javier Camañes y concelebrada por el Vicario D. José Alonso, nos han acompañado al órgano y con cantos las Hermanitas de la Comunidad.

Al finalizar la transmisión las Hermanitas nos han hecho el mayor y mejor regalo que podíamos esperar, ha sido un regalo para la vista pero sobre todo para el espíritu, hemos tenido el gozo de entrar en la habitación donde murió una santa, la Madre fundadora Santa Teresa Jornet, que además es patrona de la Ancianidad, allí estaba su cama con un humilde colchón de paja y en una vitrina algunas de sus sencillas pertenencias. La madre superiora nos ha contado que en esa habitación se obró el milagro por el que fue canonizada. Llenos de emoción nos hemos puesto de rodillas ante la cama donde fue llamada por el Señor a recibir la corona merecida

jueves, 10 de febrero de 2011

Jornada Mundial del Enfermo

"Por sus llagas habéis sido curados" (1P 2, 24)



MENSAJE DE SU SANTIDAD BENEDICTO XVI


¡Queridos hermanos y hermanas!


Cada año, en la celebración de la memoria de la Beata Virgen de Lourdes, que se celebra el 11 de febrero, la Iglesia propone la Jornada Mundial del Enfermo. Esta circunstancia, como quiso el venerable Juan Pablo II, se convierte en una ocasión propicia para reflexionar sobre el misterio del sufrimiento y, sobre todo, para hacer a nuestras comunidades y a la sociedad civil más sensibles hacia los hermanos y las hermanas enfermos. Si cada hombre es hermano nuestro, tanto más el débil, el sufriente y el necesitado de cuidados deben estar en el centro de nuestra atención, para que ninguno de ellos se sienta olvidado o marginado: de hecho, “la medida de la humanidad se determina esencialmente en la relación con el sufrimiento y con el que sufre. Esto vale tanto para el individuo como para la sociedad. Una sociedad que no consigue aceptar a los que sufren y que no es capaz de contribuir mediante la compasión a hacer que el sufrimiento sea compartido y llevada también interiormente es una sociedad cruel e inhumana" (Carta enc. Spe salvi, 38). Las iniciativas que serán promovidas en cada diócesis con ocasión de esta Jornada, sean de estímulo para hacer cada vez más eficaz el cuidado hacia los que sufren, de cara también a la celebración de modo solemne, que tendrá lugar, en 2013, en el Santuario mariano de Altötting, en Alemania.


1. Llevo aún en el corazón el momento en que, en el transcurso de la visita pastoral a Turín, pude estar en reflexión y oración ante la Sagrada Síndone, ante ese rostro sufriente, que nos invita a meditar sobre Aquel que llevó sobre sí la pasión del hombre de todo tiempo y de todo lugar, y también nuestros sufrimientos, nuestras dificultades, nuestros pecados. ¡Cuántos fieles, en toda la historia, han pasado ante ese lienzo sepulcral, que envolvió el cuerpo de un hombre crucificado, que corresponde en todo a lo que los Evangelios nos transmiten sobre la pasión y muerte de Jesús! Contemplarlo es una invitación a reflexionar sobre lo que escribe san Pedro: “Por sus llagas habéis sido curados" (1Pe 2,24). El Hijo de Dios sufrió, murió, pero ha resucitado, y precisamente por esto esas llagas se convierten en el signo de nuestra redención, del perdón y de la reconciliación con el Padre; se convierten también, sin embargo, en un banco de prueba para la fe de los discípulos y para nuestra fe: cada vez que el Señor habla de su pasión y muerte, ellos no comprenden, rechazan, se oponen. Para ellos, como para nosotros, el sufrimiento permanece siempre lleno de misterio, difícil de aceptar y de llevar. Los dos discípulos de Emaús caminan tristes por los acontecimientos sucedidos aquellos días en Jerusalén, y sólo cuando el Resucitado recorre el camino con ellos, se abren a una visión nueva (cfr Lc 24,13-31). También al apóstol Tomás le cuesta creer en la vía de la pasión redentora: “Si no veo la marca de los clavos en sus manos, si no pongo el dedo en el lugar de los clavos y la mano en su costado, no lo creeré" (Jn 20,25). Pero frente a Cristo que muestra sus llagas, su respuesta se transforma en una conmovedora profesión de fe: “¡Señor mío y Dios mío!" (Jn 20,28). Lo que antes era un obstáculo insuperable, porque era signo del aparente fracaso de Jesús, se convierte, en el encuentro con el Resucitado, en la prueba de un amor victorioso: “Sólo un Dios que nos ama hasta tomar sobre sí nuestras heridas y nuestro dolor, sobre todo el inocente, es digno de fe" (Mensaje Urbi et Orbi, Pascua 2007).


2. Queridos enfermos y sufrientes, es precisamente a través de las llagas de Cristo como nosotros podemos ver, con ojos de esperanza, todos los males que afligen a la humanidad. Resucitando, el Señor no ha quitado el sufrimiento ni el mal del mundo, sino que los ha vencido de raíz. A la prepotencia del mal ha opuesto la omnipotencia de su Amor. Nos indicó, así, que el camino de la paz y de la alegría es el Amor: "Así como yo os he amado, amaos también vosotros los unos a los otros" (Jn 13,34). Cristo, vencedor de la muerte, está vivo en medio de nosotros. Y mientras con santo Tomás decimos también nosotros: “¡Señor mío y Dios mío!", sigamos a nuestro Maestro en la disponibilidad de dar la vida por nuestros hermanos (cfr 1 Jn 3,16), siendo así mensajeros de una alegría que no teme el dolor, la alegría de la Resurrección.
San Bernardo afirma: "Dios no puede padecer, pero puede compadecer". Dios, la Verdad y el Amor en persona, quiso sufrir por nosotros y con nosotros; se hizo hombre para poder com-padecer con el hombre, de modo real, en carne y sangre. En cada sufrimiento humano, ha entrado Uno que comparte el sufrimiento y la soportación; el cada sufrimiento se difunde la con-solatio, la consolación del amor partícipe de Dios para hacer surgir la estrella de la esperanza (cfr Carta enc. Spe salvi, 39).

A vosotros, queridos hermanos y hermanas repite este mensaje, para que seáis testigos de ello a través de vuestro sufrimiento, vuestra vida y vuestra fe.


3. Mirando a la cita de Madrid, en el próximo agosto de 2011, para la Jornada Mundial de la Juventud, quisiera dirigir también un pensamiento particular a los jóvenes, especialmente a aquellos que viven la experiencia de la enfermedad. A menudo la Pasión, la Cruz de Jesús dan miedo, porque parecen ser la negación de la vida. ¡En realidad, es exactamente al contrario! La Cruz es el “sí” de Dios al hombre, la expresión más alta y más intensa de su amor y la fuente de la que brota la vida eterna. Del corazón atravesado de Jesús ha brotado esta vida divina. Solo Él es capaz de liberar el mundo del mal y de hacer crecer su Reino de justicia, de paz y de amor al que todos aspiramos (cfr Mensaje para la Jornada Mundial de la Juventud 2011, 3). Queridos jóvenes, aprended a “ver” y a “encontrar” a Jesús en la Eucaristía, donde está presente de modo real por nosotros, hasta el punto de hacerse alimento para el camino, pero también sabedlo reconocer y servir en los pobres, en los enfermos, en los hermanos sufrientes y en dificultad, que necesitan vuestra ayuda (cfr ibid., 4). A todos vosotros jóvenes, enfermos y sanos, repito la invitación a crear puentes de amor y de solidaridad, para que nadie se sienta solo, sino cercano a Dios y parte de la gran familia de sus hijos (cfr Audiencia general, 15 de noviembre de 2006).

4. Contemplando las llagas de Jesús, nuestra mirada se dirige a su Corazón sacratísimo, donde se manifiesta en sumo grado el amor de Dios. El Sagrado Corazón es Cristo crucificado, con el costado abierto por la lanza del que brotan sangre y agua (cfr Jn 19,34), "símbolo de los sacramentos de la Iglesia, para que todos los hombres, atraídos al Corazón del Salvador, beban con alegría de la fuente perenne de la salvación" (Misal Romano, Prefacio de la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús). Especialmente vosotros, queridos enfermos, sentid la cercanía de este Corazón lleno de amor y bebes con fe y alegría de esta fuente, rezando: “Agua del costado de Cristo, lávame. Pasión de Cristo, fortifícame. Oh buen Jesús, escuchame. En tus llagas, escóndeme" (Oración de san Ignacio de Loyola).


5. Al término de este Mensaje mío para la próxima Jornada Mundial del enfermo, deseo expresar mi afecto a todos y a cada uno, sintiéndome partícipe de los sufrimientos y de las esperanzas que vivís cotidianamente en unión con Cristo crucificado y resucitado, para que os de la paz y la curación del corazón. Junto a él vele a vuestro lado la Virgen María, a la que invocamos con confianza Salud de los enfermos y Consoladora de los afligidos. A los pies de la Cruz se realiza para ella la profecía de Simeón: su corazón de Madre está atravesado (cfr Lc 2,35). Desde el abismo de su dolor, participación en el del Hijo, María ha sido hecha capaz de acoger la nueva misión: ser la Madre de Cristo en sus miembros. En la hora de la Cruz, Jesús le presenta a cada uno de sus discípulos diciéndole: “He ahí a tu hijo” (cfr Jn 19,26-27). La compasión maternal hacia el Hijo se convierte en compasión maternal hacia cada uno de nosotros en nuestros sufrimientos cotidianos (cfr Homilía en Lourdes, 15 de septiembre de 2008).


Queridos hermanos y hermanas, en esta Jornada Mundial del enfermo, invito también a las Autoridades para que inviertan cada vez más energías en estructuras sanitarias que sean de ayuda y de apoyo a los que sufren, sobre todo a los más pobres y necesitados, y dirigiendo mi pensamiento a todas las diócesis, envío un afectuoso saludo a los obispos, a los sacerdotes, a las personas consagradas, a los seminaristas, a los agentes sanitarios, a los voluntarios y a todos aquellos que se dedican con amor a curar y aliviar las llagas de cada hermano o hermana enfermos, en los hospitales o residencias, en las familias: que en el rostro de los enfermos sepáis ver siempre el Rostro de los rostros: el de Cristo.


Aseguro a todos mi recuerdo en la oración, mientras que imparto a cada uno una especial Bendición Apostólica.

Benedicto XVI

miércoles, 9 de febrero de 2011

El deseo de nuestros abuelos

Nuestros mayores y abuelos desean cariño y comprensión: que no bromeemos de paso vacilante, que les lleva a tropezar; o de su mano temblorosa, que les hace derramar la taza de café sobre la mesa; que tengamos paciencia con ellos, pues su oído se ha vuelto torpe y su vista se ha nublado.


Desean nuestro tiempo para escucharles sin prisas, aunque no juzguemos importante lo que nos cuentan o nos hayan contado lo mismo un montón de veces. Desean que les recordemos los aciertos y éxitos de su vida pasada y que no les hablemos de sus errores y fracasos.

Desean poder sentir un beso en la frente o una caricia en el rostro y que, al acercarse al final de sus día, puedan oír hablar de la misericordia de Dios. Los deseos que ahora tienen nuestros abuelos y mayores no son distintos de los que, más pronto o más tarde, tendremos todos, cuando lleguemos a ser como ellos.

miércoles, 2 de febrero de 2011

El Papa a los consagrados: vuestro testimonio coherente es necesario hoy


Miércoles, 2 feb (RV).- Ante cientos de miembros de los Institutos de Vida Consagrada y de las Sociedades de Vida Apostólica, congregados a las cinco y media de la tarde, en la Basílica de San Pedro, el Papa pidió que “Cristo casto, pobre y obediente”, se transforme en compromiso de vida, sabiduría y “esplendor de la verdad”.

¡Queridos hermanos y hermanas!

En la Fiesta del día contemplamos al Señor Jesús que María José presentan en el templo “para ofrecerlo al Señor”. En esta escena evangélica se revela el misterio del Hijo de la Virgen, el consagrado del Padre, venido al mundo para cumplir fielmente su voluntad. Simeón lo indica como “luz para iluminar a las Naciones” y anuncia con palabra profética su entrega suprema a Dios y su victoria final. Es el encuentro de los dos Testamentos, Antiguo y Nuevo. Jesús entra en el antiguo templo, Él que es el nuevo Templo de Dios: viene a visitar a su pueblo, trayendo a cumplimiento la obediencia a la Ley e inaugurando los últimos tiempos de la salvación.

Es interesante observar de cerca esta entrada del Niño Jesús en la solemnidad de templo, en un gran “ir y venir” de tantas personas, ensimismadas en sus propios compromisos: los sacerdotes y los levitas con sus turnos de servicio, los numerosos devotos y peregrinos deseosos de encontrarse con el Dios santo de Israel. Ninguno de ellos –sin embargo, se da cuenta de nada. Jesús es un niño como los demás, hijo primogénito de dos padres muy sencillos. También los sacerdotes son incapaces de comprender los signos de la nueva y particular presencia del Mesías y Salvador. Solo dos ancianos, Simeón y Ana, descubren la gran novedad. Conducidos por el Espíritu Santo, ellos encuentran en aquel Niño el cumplimiento de su larga espera y vigilancia. Ambos contemplan la luz de Dios, que viene a iluminar el mundo y su mirada profética se abre al futuro, como anuncio del Mesías “luz para iluminar a las naciones”. En la actitud profética de los dos vigías se encuentra toda la Antigua Alianza que expresa la alegría del encuentro con el Redentor. Ante la vista del Niño, Simeón y Ana intuyen que él es El Esperado.

La presentación de Jesús en el templo constituye un elocuente icono de la total donación de la propia vida por cuantos –hombres y mujeres- están llamados a reproducir en la Iglesia y en el mundo, mediante los consejos evangélicos “los rasgos característicos de Jesús casto, pobre y obediente”. Por ello la Fiesta de hoy fue elegida por el Venerable Juan Pablo II para celebrar la Jornada anual de la Vida Consagrada. En este contexto, dirijo un saludo cordial y de agradecimiento al Cardenal Joao Braz de Aviz, a quien hace poco he nombrado prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y para las Sociedades de Vida Apostólica, con el secretario y los colaboradores. Con afecto saludo a los superiores generales presentes y a todas las personas consagradas.

Quisiera proponer tres breves pensamientos para la reflexión en esta fiesta.

El primero: El icono evangélico de la Presentación de Jesús en el templo contiene el Símbolo fundamental de la luz; la luz que, partiendo de Cristo, se irradia sobre María y José, sobre Simeón y Ana y, a través de ellos, sobre todos. Los Padres de la Iglesia han unido esta irradiación al camino espiritual. La vida consagrada expresa tal camino, en modo especial, como “filocalia”, amor por la belleza divina, reflejo de la bondad de Dios. Sobre el rostro de Cristo resplandece la luz de esta belleza. “la Iglesia contempla el rostro transfigurado de Cristo, para confirmarse en la fe y no desfallecer ante su rostro desfigurado en la Cruz… Ella es la Esposa ante el Esposo, partícipe de su misterio y envuelta por su luz… Esta luz llega a todos sus hijos… pero una experiencia singular de la luz que emana del Verbo encarnado es ciertamente la que tienen los llamados a la vida consagrada. La profesión de los consejos evangélicos, en efecto, los presenta como signo y profecía para la comunidad de los hermanos y para el mundo”.

En segundo lugar, el icono evangélico manifiesta la profecía, don del Espíritu Santo. Simeón y Ana, contemplando al Niño Jesús, entrevén su destino de muerte y de resurrección para la salvación de todos los pueblos y anuncian este misterio como salvación universal. La vida consagrada está llamada a este testimonio profético, enlazada a su doble actitud contemplativa y activa. A los consagrados y a las consagradas les es dado –en efecto- manifestar el primado de Dios, la pasión por el Evangelio practicado como forma de vida y anunciado a los pobres y a los últimos de la tierra. “En virtud de esta primacía no se puede anteponer nada al amor personal por Cristo y por los pobres en los que Él vive. La verdadera profecía nace de Dios, de la amistad con Él, de la escucha atenta de su Palabra en las diversas circunstancias de la historia. En este modo la vida consagrada, en su vivir cotidiano sobre los caminos de la humanidad, manifiesta el Evangelio y el Reino ya presente y operante.

En tercer lugar, el icono evangélico de la Presentación de Jesús en el templo manifiesta la sabiduría de Simeón y Ana, la sabiduría de una vida dedicada totalmente a la búsqueda del rostro de Dios, de sus signos, de su voluntad; una vida dedicada a la escucha y al anuncio de su palabra. “Yo busco tu rostro, Señor”… La vida consagrada es en el mundo y en la Iglesia signo visible de esta búsqueda del rostro del Señor y de los caminos que conducen a Él. La persona consagrada testimonia por lo tanto un compromiso, gozoso y a la vez laborioso, de la búsqueda asidua y sabia de la voluntad divina.

¡Queridos hermanos y hermanas, permanezcan escuchas asiduos de la Palabra, porque toda sabiduría de vida nace de la Palabra del Señor! Sean escrutadores de la Palabra, a través de la lectio divina, porque la vida consagrada “nace de la escucha de la Palabra de Dios y acoge el Evangelio como su norma de vida. Vivir siguiendo a Cristo casto, pobre y obediente, se convierte «en “exegesis” viva de la Palabra de Dios. El Espíritu Santo, en virtud del cual se ha escrito la Biblia, es el mismo que ha iluminado con luz nueva la Palabra de Dios a los fundadores y fundadoras. De ella ha brotado cada carisma y de ella quiere ser expresión cada regla dando origen a itinerarios de vida cristiana marcados por la radicalidad evangélica”.

Vivimos hoy, sobre todo en las sociedades más desarrolladas, una condición marcada muchas veces por una radical pluralidad, por una progresiva exclusión de la religión de la esfera pública, por un relativismo que toca los valores fundamentales. Esto exige que nuestro testimonio cristiano sea luminoso y coherente y que nuestro esfuerzo educativo sea cada vez más atento y generoso. Que su acción apostólica, en particular, queridos hermanos y hermanas, se transforme en compromiso de vida, que accede, con perseverante pasión, a la Sabiduría como verdad y como belleza, “esplendor de la verdad”. Sepan orientar con la sabiduría de su propia vida, y con la confianza en las posibilidades inagotables de la verdadera educación, la inteligencia y el corazón de los hombres y de las mujeres de nuestro tiempo hacia la “vida buena del Evangelio”.

En este momento, mi pensamiento va con especial afecto a todos los consagrados y las consagradas, en todas partes de la tierra, y los encomiendo a la Bienaventurada Virgen María:

Oh María, Madre de la Iglesia,
a ti confío toda la vida consagrada,
obtén para ella la plenitud de la luz divina:
viva en la escucha de la Palabra de Dios,
en la humildad del seguimiento de Jesús tu Hijo, Señor nuestro,
en la acogida de la visita del Espíritu Santo,
en la gloria cotidiana del magnificat,
para que la Iglesia sea edificada por la santidad de vida
de estos hijos e hijas tuyos,
en el mandamiento del amor.
Amén.

martes, 1 de febrero de 2011

Día de la vida Consagrada

Jóvenes Consagrados. Un reto para el mundo


MENSAJE PARA TI JOVEN


¿Quién es el/la joven que no ha sentido en su interior, alguna vez, deseos de cambiar el mundo?, que siente rabia, y hasta enfado ante tanta injusticia, pobreza, desigualdad…?
Amigo joven:

No te eches atrás ante las dificultades que se te presentan en la vida, míralas de frente. Ardes por dentro por un mundo mejor, pero cuando te sientes sólo o impotente, quizá te vuelves “pasota” y apagas lentamente el “fuego” que te quemaba dentro.

Estas llamado/a joven a volar, a superarte con todas tus fuerzas, a ir en contra corriente, a llevar a cabo las ilusiones de Bien que llevas en ti . No tengas miedo cuando sientas todo eso porque quizá sea Cristo que te invita a caminar cerca de El.


¡DESPIERTA JOVEN, DESPIERTA.¡



No dejes para otros, lo que depende de ti,
Porque lo que tu no hagas, nadie lo va hacer por ti.

Puedes acercarte a acompañar a nuestros residentes, hacerles sonreír, simplemente estar a su lado y escucharles una y mil veces sus historias…

PUEDES LLEGAR A FORMAR PARTE DE SU VIDA


Una hermanita.