martes, 29 de noviembre de 2011

Hoy comienza la novena de la Inmaculada Concepción





Novena a la Inmaculada Concepción


MODO DE HACER LA NOVENA

Puestos de rodillas, delante de una imagen de la Inmaculada Concepción, se santiguará y luego dirá todos los días el siguiente

ACTO DE CONTRICCIÓN

Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero. Ante vuestra divina presencia reconozco que he pecado muchas veces y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de haberos ofendido. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo no volver a caer más, confesarme y cumplir la penitencia que el confesor me imponga. Amén.

ORACIÓN PREPARATORIA PARA TODOS LOS DÍAS

Dios te salve, María, llena de gracia y bendita más que todas las mujeres, Virgen singular, Virgen soberana y perfecta, elegida para Madre de Dios y preservada por ello de toda culpa desde el primer instante de tu Concepción; así como por Eva nos vino la muerte, así nos viene la vida por ti, que, por la gracia de Dios, has sido elegida para ser madre del nuevo pueblo que Jesucristo ha formado con su sangre.

A ti, purísima Madre, restauradora del caído linaje de Adán y Eva, venimos confiados y suplicantes en esta Novena, para rogarte nos concedas la gracia de ser verdaderos hijos tuyos y de tu Hijo Jesucristo, libres de toda mancha de pecado. Acordaos, Virgen Santísima, que habéis sido hecha Madre de Dios, no sólo para vuestra dignidad y gloria, sino también para salvación nuestra y provecho de todo el género humano. Acordaos que jamás se ha oído decir que uno solo de cuantos han acudido a vuestra protección e implorado vuestro socorro haya sido desamparado.

No me dejéis pues a mí tampoco, porque si no, me perderé; que yo tampoco quiero dejaros a Vos, antes bien cada día quiero crecer más en vuestra verdadera devoción. Y alcanzadme principalmente estas tres gracias: la primera, no cometer jamás pecado mortal; la segunda, un gran aprecio de la virtud, y la tercera, una buena muerte. Además dadme la gracia particular que os pido en esta Novena, si es para mayor gloria de Dios, vuestra y bien de mi alma.

ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS

Bendita sea tu pureza
Y eternamente lo sea,
Pues todo un Dios se recrea
En tan graciosa belleza.
A ti, celestial Princesa,
Virgen sagrada María,
Te ofrezco en este día
Alma, vida y corazón.
¡Mírame con compasión!
¡No me dejes, madre mía!


DÍA PRIMERO

De rodillas, hecha la señal de la cruz, se dirá el acto de contrición y la oración preparatoria para todos los días

ORACIÓN

¡Oh Santísimo Hijo de Marla Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro! Así como preservaste a María del pecado original en su Inmaculada Concepción y a nosotros nos hiciste el gran beneficio de librarnos de él por medio de tu santo bautismo, así Te rogamos humildemente nos concedas la gracia de portarnos siempre como buenos cristianos, regenerados en Ti, Padrenuestro Santísimo.

Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Gloria Patris a la Santísima Trinidad, y luego pide lo que por intercesión de la Inmaculada Concepción deseas conseguir de esta Novena.

A continuación se dirá la Oración final para todos los días y la Letanía a la Virgen,

DÍA SEGUNDO

De rodillas, hecha la señal de la cruz, se dirá el acto de contrición y la oración preparatoria como el día primero.

ORACIÓN

¡Oh Santísimo Hijo de María Imnaculada y benignísimo Redentor nuestro! Así como preservaste a María de todo pecado mortal en toda su vida y a nosotros nos das gracia para evitarlo y el sacramento de la confesión para remediarlo, así Te rogamos humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas la gracia de no cometer nunca pecado mortal, y si incurrimos en tan terrible desgracia, la de salir de él cuanto antes, por medio de una buena confesión.

Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Gloria Patris a la Santísima Trinidad, y luego pide lo que por intercesión de la Inmaculada Concepción deseas conseguir de la Novena.

A continuación se dirá la Oración final para todos los días y la Letanía a la Virgen.

DÍA TERCERO

De rodillas~ hecha la señal de la cruz, se dirá el acto de contrición y la oración preparatoria como el día primero.

ORACIÓN

¡Oh santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro! Así como preservaste a María de todo pecado venial en toda su vida, y a nosotros nos pides que purifiquemos más y más nuestras almas, para ser dignos de Ti, así Te rogamos humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas la gracia de evitar los pecados veniales y de procurar y obtener cada día más pureza y delicadeza de conciencia.

Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Gloria Patris a la Santísima Trinidad, y luego pide lo que por intercesión de la Inmaculada Concepción deseas conseguir de la Novena.

A continuación se dirá la Oración final para todos los días y la Letanía a la Virgen.

DÍA CUARTO

De rodillas, hecha la señal de la cruz, se dirá el acto de contrición y la oración preparatoria como el día primero.

ORACIÓN

¡Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro! Así como libraste a María del pecado y le diste dominio perfecto sobre todas sus pasiones, así Te rogamos humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas la gracia de ir domando nuestras pasiones y destruyendo nuestras malas inclinaciones, para que Te podamos servir con verdadera libertad de espíritu y sin imperfección ninguna.

Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Gloria Patris a la Santísima Trinidad, y luego pide lo que por intercesión de la Inmaculada Concepción deseas conseguir de la Novena,

A continuación se dirá la Oración final para todos los días y las Letanías a la Virgen.

DÍA QUINTO

De rodillas, hecha la señal de la cruz, se dirá el acto de contrición y la oración preparatoria como el día primero.

ORACIÓN

¡Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro! Así como desde el primer instante de su Concepción diste a María mas gracia que a todos los Santos y Angeles del cielo, así Te rogamos humildemente por intercesión de tu Madre Inmaculada nos inspires un aprecio singular de la divina gracia que Tú nos adquiriste con tu sangre y nos concedas el aumentarla más y más con nuestras buenas obras y con la recepción de tus santos sacramentos, especialmente el de la comunión.

Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Gloria Patris a la Santísima Trinidad, y luego pide lo que por intercesión de la Inmaculada Concepción deseas conseguir de la Novena.

A continuación se dirá la Oración final para cada día y la Letanía de la Virgen.

DÍA SEXTO

De rodillas, hecha la señal de la cruz, se dirá el acto de contrición y la oración preparatoria como el día primero.

ORACIÓN

¡Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro! Así como desde el primer instante infundiste en María, con toda plenitud, las virtudes sobrenaturales y los dones del Espíritu Santo, así Te suplicamos humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas a nosotros la abundancia de estos mismos dones y virtudes, para que podamos vencer todas las tentaciones y hagamos muchos actos de virtud dignos de nuestra profesión de cristianos.

Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Gloria Patris a la Santísima Trinidad, y luego pide lo que por intercesión de la Inmaculada Concepción deseas conseguir de la Novena.

A continuación se dirá la Oración final para todos los días y la Letanía a la Virgen.

DÍA SEPTIMO

De rodillas, hecha la señal de la cruz, se dirá el acto de contrición y la oración preparatoria como el día primero.

ORACIÓN

¡Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestrol Así como diste a María, entre las demás virtudes, una pureza y castidad eximia, por la cual es llamada Virgen de las Vírgenes, así Te suplicamos, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas la dificilísima virtud de la castidad, que no se puede conservar sin tu gracia, pero que tantos han conservado mediante la devoción de la Virgen y tu protección.



Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Gloria Patris a la Santísima Trinidad, y luego pide lo que por intercesión de la Inmaculada Concepción deseas conseguir de la Novena.

A continuación se dirá la Oración final para todos los días y la Letanía de la Virgen.

DÍA OCTAVO

De rodillas, hecha la señal de la cruz, se dirá el acto de contrición y la oración preparatoria como el día primero.

ORACIÓN

¡Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro! Así como diste a María la gracia de una ardentísima caridad y amor de Dios sobre todas las cosas, así Te rogamos humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas un amor sincero a Ti, oh Dios y Señor nuestro, nuestro verdadero bien, nuestro bienhechor, nuestro Padre, y que antes queramos perder todas las cosas que ofenderte con un solo pecado.

Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Gloria Patris a la Santísima Trinidad, y luego pide lo que por intercesión de la Inmaculada Concepción deseas conseguir de la Novena.

A continuación se dirá la Oración final para todos los días y la Letanía a la Virgen.

DÍA NOVENO

De rodillas, hecha la señal de la cruz, se dirá el acto de contrición y la oración preparatoria como el día primero.

ORACIÓN

¡Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignisimo Redentor nuestro! Así como has concedido a María la gracia de ir al cielo y de ser en él colocada en el primer lugar después de Ti, así Te suplicamos humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas una buena muerte, que recibamos bien los últimos sacramentos, que expiremos sin mancha ninguna de pecado en la conciencia y vayamos al cielo para siempre gozar en tu compañía y la de nuestra Madre, con todos los que se han salvado por ella

sábado, 26 de noviembre de 2011

EL AÑO LITÚRGICO
ADVIENTO
P. Rufino María Grández, ofmcap.

Poema de la Corona de Adviento


Preparemos la Corona de Adviento: cuatro domingos, cuatro etapas que trazan el camino espiritual hacia el Misterio de la natividad del Señor. Los evangelios de los cuatro domingos (lo mismo en el ciclo A, que en el ciclo B, que en el ciclo C) son nuestra guía espiritual, y han sido seleccionados de esta manera:

 Primer domingo, la Venida del Señor al final de la historia. Vigilancia.

 Segundo domingo, la figura de Juan Bautista. Conversión y preparación activa para la Venida del Señor;

 Tercer domingo, también Juan Bautista, que nos orienta a la persona de Aquél que viene y nos trae la Salvación. Alegría, inexhausta alegría. Gaudete in Domino; alegraos en el Señor.

 Cuarto domingo, el misterio de la Encarnación en el vientre de una mujer. María. Expectación, ternura.

Color de Adviento, el morado, pero el Adviento no es una segunda Cuaresma. “El tiempo del Adviento tiene dos características: es a la vez un tiempo de preparación a las solemnidades de Navidad en que se conmemora la primera Venida de Hijo de Dios entre los hombres, y un tiempo en el cual, mediante esta celebración, la fe se dirige a esperar la segunda Venida de Cristo al fin de los tiempos. Por estos dos motivos, el Adviento se presenta como un tiempo de piadosa alegre esperanza” (Calendario Romano n.39). El tercer domingo puede sustituirse el color morado por el “rosado”, por el mensaje de intensa alegría. El mantel de la celebración eucarística siempre es blanco para poner en evidencia que es la celebración del banquete pascual.

Color de las velas de la Corona. No hay nada fijado, y, por otra parte, no se trata de un rito litúrgico. Todo depende del simbolismo que se quiera sugerir. Acaso, con lo que se acaba de explicar, puede convenir: Primer y segundo domingo, cirio morado; tercer domingo, cirio rosado (alegría); cuarto domingo, cirio blanco (Virgen María).



Apertura

1. Corona de Adviento,
verdor de esperanza,
al Verbo Encarnado
la Iglesia proclama.
Con ramas fragantes,
con fúlgidas lámparas
con la poesía
nacida en las almas.

2. Corona de Dios
que Él mismo regala:
el Hijo del Rey
su Boda prepara.
Corona de triunfo
que espera en la patria,
el fin del Adviento
será nuestra Pascua.


Lámpara del primer domingo de Adviento
Evangelios: Mt 24,37-44; Mc 13,33-37; Lc 21,25-28.34-36

3. Con lámparas vivas
salid a su encuentro;
es Cristo que viene
con gloria en su reino.
Señor de la historia
y juez de los tiempos;
vendrá con sus santos,
la cruz por trofeo.

4. De todos los hombres
el Hijo más bello,
Esposo divino,
la gloria del cielo.
De Dios Trinidad,
Jesús Heredero,
Hermano entre hermanos,
Jesús primogénito.


Lámpara del segundo domingo de Adviento
Evangelios: Mt 3,1-11; Mc 1,1-8; Lc 3,1-6

5. Haced penitencia
clamaba el Bautista,
con firmes propósitos
que cambien la vida.
Dejad los pecados,
rencores y envidias;
matad viejos odios
y toda injusticia.

6. Quien tenga dos túnicas
comparta y divida;
y al pobre y hambriento
le lleve comida.
Yo soy mensajero,
yo soy voz que grita:
quien viene detrás
él es el Mesías.


Lámpara del tercer domingo de Adviento
Evangelios: Mt 11,2-11; Mc Jn 1,6-8. 19-28; Lc 3,10-18

7. Marchad y anunciad
a todos los vientos,
las misericordias
que en Él estáis viendo:
los ciegos y cojos
ya danzan contentos;
y de los sepulcros
se yerguen los muertos.

8. Es Cristo Mesías
en su Advenimiento:
llegó la alegría
en el sufrimiento;
Jesús Redentor
cambió el universo;
:Adán ha llorado:
¡termine el lamento!


Lámpara del cuarto domingo de Adviento
Evangelios: Mt 1,18-24; Mc 1,26-38; Lc 1,39-45

9. La Virgen María
se siente a la espera,
y adora en silencio
a Dios a quien lleva.
A ella cantaron
los santos profetas;
los pobres y humildes
marcaban la huella.

10. Oh Madre purísima,
de suma belleza,
tu seno es la cuna
del Verbo que llega.
Y tú eres, oh Madre,
la llave y la Puerta:
por santa María
Dios es carne nuestra.


Puebla de los Ángeles (México),
21 noviembre 2011.


sábado, 19 de noviembre de 2011

Cristo Rey



Domingo XXXIV del tiempo ordinario: Jesucristo, Rey del Universo (A)
Texto del Evangelio (Mt 25,31-46): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles, entonces se sentará en su trono de gloria. Serán congregadas delante de Él todas las naciones, y Él separará a los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos. Pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda.

»Entonces dirá el Rey a los de su derecha: ‘Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme’. Entonces los justos le responderán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; o sediento, y te dimos de beber?’. ¿Cuándo te vimos forastero, y te acogimos; o desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?’. Y el Rey les dirá: ‘En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis’.

»Entonces dirá también a los de su izquierda: ‘Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; era forastero, y no me acogisteis; estaba desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis’. Entonces dirán también éstos: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento o forastero o desnudo o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?’. Y Él entonces les responderá: ‘En verdad os digo que cuanto dejasteis de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo dejasteis de hacerlo’. E irán éstos a un castigo eterno, y los justos a una vida eterna».

Comentario: P. Antoni POU OSB Monje de Montserrat (Montserrat, Barcelona, España)
«Cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis»
Hoy, Jesús nos habla del juicio definitivo. Y con esa ilustración metafórica de ovejas y cabras, nos hace ver que se tratará de un juicio de amor. «Seremos examinados sobre el amor», nos dice san Juan de la Cruz.

Como dice otro místico, san Ignacio de Loyola en su meditación Contemplación para alcanzar amor, hay que poner el amor más en las obras que en las palabras. Y el Evangelio de hoy es muy ilustrativo. Cada obra de caridad que hacemos, la hacemos al mismo Cristo: «(…) Porque tuve hambre, y me disteis de comer; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; en la cárcel, y vinisteis a verme» (Mt 25,34-36). Más todavía: «Cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis» (Mt 25,40).

Este pasaje evangélico, que nos hace tocar con los pies en el suelo, pone la fiesta del juicio de Cristo Rey en su sitio. La realeza de Cristo es una cosa bien distinta de la prepotencia, es simplemente la realidad fundamental de la existencia: el amor tendrá la última palabra.

Jesús nos muestra que el sentido de la realeza -o potestad- es el servicio a los demás. Él afirmó de sí mismo que era Maestro y Señor (cf. Jn 13,13), y también que era Rey (cf. Jn 18,37), pero ejerció su maestrazgo lavando los pies a los discípulos (cf. Jn 13,4 ss.), y reinó dando su vida. Jesucristo reina, primero, desde una humilde cuna (¡un pesebre!) y, después, desde un trono muy incómodo, es decir, la Cruz.

Encima de la cruz estaba el cartel que rezaba «Jesús Nazareno, Rey de los judíos» (Jn 19,19): lo que la apariencia negaba era confirmado por la realidad profunda del misterio de Dios, ya que Jesús reina en su Cruz y nos juzga en su amor. «Seremos examinados sobre el amor».

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Camino de las Hermanitas de los Desamparados



Mónica Aleria cuenta a PARAULA su vocación en
Filipinas
Por primera vez, una joven de Asia ha tornado el hábito de la
congregación de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados.
Se trata de la filipina Mónica Aleria Corpuz, de 19 años.
Mónica llegó a Valencia el 11 de enero. “Desde que vine, todos los
días me parecen nuevos”, comenta con alegría. Aquí vive en
comunidad y recibe formación humana, cultural, teológica, moral
y religiosa. Pero además de prepararse, Mónica ayuda en las
labores de la casa con los ancianos. “Me llena de verdad cuando
hago actos de amor al Señor por medio de mis hermanas, de los
ancianos y de los que me rodean”.
Mónica procede de una familia cristiana de la localidad filipina de Pangasinan. Desde pequeña
se sintió atraída por las monjas, en especial por las que le ensenaban catecismo. “Con 7 años
yo ya empezaba a oír la llamada de Dios, aunque entonces aún no lo sabía”, señala.
A los 12 años recibió el Bautismo. Recuerda que “estaba emocionada y era muy feliz porque
finalmente pertenecía a Dios y a la Iglesia”.
Durante todo ese tiempo, Mónica seguía con la idea de ser religiosa, pero al llegar al bachiller,
“me olvidé un poco porque estaba muy ocupada”, con los estudios, los amigos y cuidando a
sus hermanitos ‐es la mayor de 5 hermanos‐. “Pensaba que lo tenía todo pero estaba
equivocada”, reconoce. “Buscaba más cosas para encontrar la verdadera felicidad pero no la
encontré. Sentía un gran vacío y empecé a preguntarme: y ahora, ¿qué voy a hacer?”, explica.
Fue posteriormente, al apuntarse al coro de su parroquia, cuando Mónica descubrió y
encontró lo que le hacía verdaderamente feliz. “Casi vivía en la Iglesia porque teníamos
ensayo todos los días y, además, yo iba una hora antes para estar con el Señor”.
Papel esencial de su madre
Tras participar en unos ejercicios espirituales, su deseo de la infancia volvió con más intensidad.
En esos momentos fue fundamental para ella la actitud de su madre porque, ante el
temor a la separación, su madre siempre le decía: “El Señor me prestó una hija y tengo que
devolvérsela. Mónica, si estás decidida, te apoyamos. Y nuestra casa estará siempre abierta si
cambias de opinión”.
Mónica había empezado a estudiar Magisterio, por eso realizó convivencias con
congregaciones dedicadas a la enseñanza, “pero me di cuenta de que eso no era para mí, no
me satisfacía”. Al conocer en 2009, a través de una amiga, a las Hermanitas de los Ancianos
Desamparados, que acababan de abrir su primera residencia en Asia, precisamente en
Manila, reconoce que sintió “el deseo de quedarme con ellas en ese mismo momento”.
Empezó en la congregación el 17 de mayo de 2009. Tuvo que aprender castellano porque la
formación tenía que recibirla aquí, en la Casa madre. Mónica reconoce que le costó dejar su
país “pero el Señor da la fortaleza en el momento oportuno”. Además, se ha sentido apoyada
por todas las hermanitas “que me aconsejaban y animaban mucho”.
Tomó el hábito de la Congregación en una ceremonia privada que tuvo lugar en la Casa
general de la Congregación ubicada en la calle Madre Teresa Jornet, 1 de Valencia, el día 14
de octubre. (Publicado en Paraula –Iglesia en Valencia‐, domingo 30‐X‐2011)

lunes, 14 de noviembre de 2011

Arzobispado de Mérida- Badajoz



El Arzobispo de Mérida-Badajoz, Monseñor Santiago García Aracil, entregó el pasado domingo en la Catedral metropolitana las medallas de la Diócesis, en el marco del Día de la Iglesia Diocesana. Esta distinción fue instituida por el propio Arzobispo en el año 2008 con el objetivo de reconocer la labor de los galardonados.
En esta ocasión recibieron la distinción el sacerdote diocesano de mayor edad, Diego Barrena Gómez, con 96 años de edad, por su incesante labor pastoral, desde que se ordenara sacerdote, en 1942. Desde entonces ha pasado por las localidades de Arroyomolinos de Montánchez, Montemolín, Segura de León, la barriada de San Fernando, en Badajoz, y, a día de hoy, en su pueblo natal, Calamonte, donde continúa echando una mano; a Julián Peña Ripado, Ecónomo General de la Diócesis, por su permanente dedicación al servicio de la Iglesia, su presencia evangelizadora en los distintos ambientes de su vida y su capacidad de acogida; y por último, a las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, que cuentan con casas en Azuaga, Mérida y Badajoz, por su exquisita atención a los mayores con menos recursos en las residencias que regentan y además, en los últimos años acogiendo a sacerdotes mayores.

Encuentro de los jóvenes con nuestros residentes

Nuestros residentes disfrutan en el día a día de las diferentes actividades y en compañía de los jóvenes que les dan muestras de cariño y con ellos se sienten felices y satisfechos.












sábado, 5 de noviembre de 2011

Contemplar el Evangelio

DomingoXXXII (A) del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Mt 25,1-13): En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «El Reino de los Cielos será semejante a diez vírgenes, que, con su lámpara en la mano, salieron al encuentro del novio. Cinco de ellas eran necias, y cinco prudentes. Las necias, en efecto, al tomar sus lámparas, no se proveyeron de aceite; las prudentes, en cambio, junto con sus lámparas tomaron aceite en las alcuzas. Como el novio tardara, se adormilaron todas y se durmieron.

»Mas a media noche se oyó un grito: ‘¡Ya está aquí el novio! ¡Salid a su encuentro!’. Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron y arreglaron sus lámparas. Y las necias dijeron a las prudentes: ‘Dadnos de vuestro aceite, que nuestras lámparas se apagan’. Pero las prudentes replicaron: ‘No, no sea que no alcance para nosotras y para vosotras; es mejor que vayáis donde los vendedores y os lo compréis’. Mientras iban a comprarlo, llegó el novio, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de boda, y se cerró la puerta.

»Más tarde llegaron las otras vírgenes diciendo: ‘¡Señor, señor, ábrenos!’. Pero él respondió: ‘En verdad os digo que no os conozco’. Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora».

Comentario: Rev. P. Anastacio URQUIZA Fernández MCIU (Monterrey, México)
«¡Ya está aquí el novio! ¡Salid a su encuentro!»
Hoy, se nos invita a reflexionar sobre el fin de la existencia; se trata de una advertencia del Buen Dios acerca de nuestro fin último; no juguemos, pues, con la vida. «El Reino de los Cielos será semejante a diez vírgenes, que, con su lámpara en la mano, salieron al encuentro del novio» (Mt 25,1). El final de cada persona dependerá del camino que se escoja; la muerte es consecuencia de la vida -prudente o necia- que se ha llevado en este mundo. Muchachas necias son las que han escuchado el mensaje de Jesús, pero no lo han llevado a la práctica. Muchachas prudentes son las que lo han traducido en su vida, por eso entran al banquete del Reino.

La parábola es una llamada de atención muy seria. «Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora» (Mt 25,13). No dejen que nunca se apague la lámpara de la fe, porque cualquier momento puede ser el último. El Reino está ya aquí. Enciendan las lámparas con el aceite de la fe, de la fraternidad y de la caridad mutua. Nuestros corazones, llenos de luz, nos permitirán vivir la auténtica alegría aquí y ahora. Los que viven a nuestro alrededor se verán también iluminados y conocerán el gozo de la presencia del Novio esperado. Jesús nos pide que nunca nos falte ese aceite en nuestras lámparas.

Por eso, cuando el Concilio Vaticano II, que escoge en la Biblia las imágenes de la Iglesia, se refiere a esta comparación del novio y la novia, y pronuncia estas palabras: «La Iglesia es también descrita como esposa inmaculada del Cordero inmaculado, a la que Cristo amó y se entregó por ella para santificarla, la unió consigo en pacto indisoluble e incesantemente la alimenta y la cuida. A ella, libre de toda mancha, la quiso unida a sí y sumisa por el amor y la fidelidad».

martes, 1 de noviembre de 2011

FIESTA DE TODOS LOS SANTOS



La Iglesia nos manda echar en este día una mirada al cielo, que es nuestra futura patria, para ver allí con San Juan, a esa turba magna, a esa muchedumbre incontable de Santos, figurada en esas series de 12,000 inscritos en el Libro de la Vida, - con el cual se indica un número incalculable y perfecto, - y procedentes de Israel y de toda nación, pueblo y lengua, los cuales revestidos de blancas túnicas y con palmas en las manos, alaban sin cesar al Cordero sin mancilla. Cristo, la Virgen, los nueve coros de ángeles, los Apóstoles y Profetas, los Mártires con su propia sangre purpurados, los Confesores, radiantes con sus blancos vestidos, y los castos coros de Vírgenes forman ese majestuoso cortejo, integrado por todos cuantos acá en la tierra se desasieron de los bienes caducos y fueron mansos, mortificados, justicieros, misericordiosos, puros, pacíficos y perseguidos por Cristo. Entre esos millones de Justos a quienes hoy honramos y que fueron sencillos fieles de Jesús en la tierra, están muchos de los nuestros, parientes, amigos, miembros de nuestra familia parroquial, a los cuales van hoy dirigidos nuestros cultos. Ellos adoran ya al Rey de reyes y Corona de todos los Santos y seguramente nos alcanzarán abundantes misericordias de lo alto.

Esta fiesta común ha de ser también la nuestra algún día, ya que por desgracia son muy contados los que tienen grandes ambiciones de ser santos, y de amontonar muchos tesoros en el cielo. Alegrémonos, pues, en el Señor, y al considerarnos todavía bogando en el mar revuelto, tendamos los brazos, llamemos a voces a los que vemos gozar ya de la tranquilidad del puerto, sin exposición a mareos ni tempestades. Ellos sabrán compadecerse de nosotros, habiendo pasado por harto más recias luchas y penalidades que las nuestras. Muy necios seríamos si pretendiéramos subir al cielo por otro camino que el que nos dejó allanado Cristo Jesús y sus Santos.

La Sagrada Biblia llama "Santo" a aquello que está consagrado a Dios. La Iglesia Católica ha llamado "santos" a aquellos que se han dedicado a tratar de que su propia vida le sea lo más agradable posible a Nuestro Señor.

Hay unos que han sido "canonizados", o sea declarados oficialmente santos por el Sumo Pontífice, porque por su intercesión se han conseguido admirables milagros, y porque después de haber examinado minuciosamente sus escritos y de haber hecho una cuidadosa investigación e interrogatorio a los testigos que lo acompañaron en su vida, se ha llegado a la conclusión de que practicaron las virtudes en grado heroico.

Para ser declarado "Santo" por la Iglesia Católica se necesita toda una serie de trámites rigurosos. Primero una exhaustiva averiguación con personas que lo conocieron, para saber si en verdad su vida fue ejemplar y virtuosa. Si se logra comprobar por el testimonio de muchos que su comportamiento fue ejemplar, se le declara "Siervo de Dios". Si por detalladas averiguaciones se llega a la conclusión de que sus virtudes, fueron heroicas, se le declara "Venerable". Más tarde, si por su intercesión se consigue algún milagro totalmente inexplicable por medios humanos, es declarado "Beato". Finalmente si se consigue un nuevo y maravillosos milagro por haber pedido su intercesión, el Papa lo declara "santo".

Para algunos santos este procedimiento de su canonización ha sido rapidísimo, como por ejemplo para San Francisco de Asís y San Antonio, que sólo duró 2 años. Poquísimos otros han sido declarados santos seis años después de su muerte, o a los 15 o 20 años. Para la inmensa mayoría, los trámites para su beatificación y canonización duran 30, 40,50 y hasta cien años o más. Después de 20 o 30 años de averiguaciones, la mayor o menor rapidez para la beatificación o canonización, depende de que obtenga más o menos pronto los milagros requeridos.

Los santos "canonizados" oficialmente por la Iglesia Católica son varios millares. Pero existe una inmensa cantidad de santos no canonizados, pero que ya están gozando de Dios en el cielo. A ellos especialmente está dedicada esta fiesta de hoy.

La Santa Biblia afirma que al Cordero de Dios lo sigue una multitud incontable.

En el cielo están San Chofer de bus y Santa Lavandera de ropa. San Mensajero y Santa Secretaria. Santa Madre de familia y San Gerente de Empresa. San Obrero de construcción y San Agricultor. San Colegial y Santa Estudiante. Santa Viuda, Santa Solterona, Santa Niña y Santa Anciana. San Sacerdote, San Obispo, San Pontífice, San Limosnero, San Celador, Santa Cocinera, San Arrendatario y San Millonario, y muchos más que amaron a Dios y cumplieron sus deberes de cada día.

Señor Jesús: que cada uno de nosotros logremos formar también parte un día en el cielo para siempre del número de tus santos, de los que te alabaremos y te amaremos por los siglos de los siglos. Amén.

Esta es la voluntad de Dios: Que lleguemos a la santidad.